Bienvenida de nuevo querida compañera, creo que está vez estaremos juntas pero sin esperar a nadie, sin buscarlo.
Está vez no me molesta mucho tu regreso, talvez ya me esté acostumbrando a ti, pero no por resignación sino como una agradable compañía.
Has estado por años junto a mi, tratando de enseñarme que tu compañía no es mala y que talvez decidirme a vivir contigo por siempre tampoco lo es.
Aunque aún no entiendo por qué me eliges o yo te elijo siempre, repito está vez no me molesta del todo, talvez sea necesario que estemos otros años juntas para saber lo que quiero.
Solo te pido algo, no permitas que me aferre a ti por miedo, ni tampoco permitas que me aleje por lo mismo.
Si en algún momento me alejo de ti que sea porque disfrutaré de algo duradero, aunque siempre sepa que estás ahí esperándome como lo haces con todo.
Ahora es tiempo de aprender a disfrutar tu compañía. Y solo te puedo decir, bienvenida mi querida amiga soledad...
Y es que estar solo no es cuestión de estar sin pareja, amigos o familia; estar en soledad es buscarse a sí mismo tratando de mejorar.
Porque mi amiga soledad no es mala, es sólo una compañera que necesitamos en muchos momentos para reencontrarnos, para sanarnos...
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