Hoy 365 días después, aún con lágrimas en mis ojos, puedo decir que mi BAMA tuvo una muerte muy bonita, tal cómo siempre lo quiso él, quedarse dormido y despertar junto a Dios.
Estos 365 días sin mi papi no han sido fáciles, porque aunque había batallado 20 años con su dolencia cardíaca, para mí aún no era el momento de que se vaya junto a su mamá, hermanos y sobre todo junto a mi hijo, niño que mi papi anheló conocer.
Aún no lo asimiló del todo, pero lo que si tengo claro es que mi papi está mejor, tranquilo, sin dolor, sin la inmensa cantidad de medicamentos que tomaba. Amo verlo en mis sueños, sonriente, a veces de blanco, otras con su buzo gris y otras con cualquier vestimenta, pero en cada sueño me regala el poderlo ver feliz, en paz.
Podré saltar, bailar, reír, etc pero es muy pronto para decirle que avanzo mi camino, sin su bendición física, sin sus cariños, sin él.
Talvez otros 365 días me ayuden, para guardar bien en el fondo de aquel baúl, todo esté dolor.
Te extraño papi.